Este arquitecto estadounidense, nacido el 8
de junio de 1867 en Wisconsin, fue quién acuñó el término de arquitectura orgánica, cuya idea central
consiste en que la construcción debe derivarse directamente del entorno
natural. [1]
Wright “rechazó los estilos neoclasicistas
y victorianos que imperaban a finales del siglo XIX, y siempre se opuso a la
imposición de cualquier estilo, pues estaba convencido de que la forma de cada
edificio debe estar vinculada a su función, el entorno y los materiales
empleados en su construcción”.[2]
Según
Armando Arteaga el ideal
orgánico de Wright “es aquella forma plástica en la que la realidad de la
materia encuentra en el espacio ambiental una continuación o prolongación
espontánea, casi natural. El proceso constructivo se define de este modo como
una acción de desarrollo o de crecimiento, donde el concepto clásico de la
belleza, como proporción numérica, se ve sustituido ruskinianamente de la “vital
beauty”, o del “elan vital” del individuo en armonía con la
naturaleza”.[3]
El material siempre fue uno de los aspectos
donde Wright “demostró mayor maestría,
combinándolo con inteligencia de acuerdo con sus posibilidades estructurales y
estéticas. Otro de sus aportes a la arquitectura moderna fue el dominio de la
planta libre, con la que obtuvo impresionantes espacios que fluyen de una
estancia a otra”.[4]
La casa Kauffmann, conocida también como “ “Casa de la
Cascada” constituye probablemente el ejemplo más brillante que nos ha dejado la
arquitectura orgánica, por ese encuentro adecuado del elemento constructivo al
ambiente circundante que produce el agua”.[5]
Otros ejemplos de “arquitectura orgánica” son los
proyectos para el Florida Southern College, de Lakeland y el Museo Guggenheim
de New York (1945).
Wright murió el 9
de abril de 1959 en Arizona.
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