El arquitecto
Samuel Flores Flores, es uno de los representantes de la arquitectura orgánica
de finales del siglo XX y principios del XXI, en el cono sur.
Inscribiéndose
en la tradición iniciada por Aalto, su interés por lo natural va mucho más allá
de una integración del edificio con el entorno, para centrarse en la relación
del hombre con el espacio que va a habitar.
Para él la
arquitectura es la envolvente espacial que contiene y protege al hombre que la
habita. “La arquitectura es magia, un dínamo que opera sobre la abstracción del
espíritu humano, que conmueve, cuenta cosas y genera vínculos en el alma del habitante”[1].
Según él
mismo lo explica tres grandes pilotes guían su proceso creativo:
“Uno es el
hombre, la mujer, el grupo familiar, el grupo de la comunidad, la comunidad en
si. Esto implica un estudio serio y profundo del ser humano, no solamente de
su hecho físico particular, sino de todo el entorno que define la propia
personalidad del individuo y de su grupo habitable, con lo que me da
la condicionante psíquica que mi obra debe cumplir en alguna forma. De ésta manera
destruimos los prejuicios con que todos nacemos, en donde una casa siempre es
un techo ineludiblemente a dos aguas, porque una casa es algo mucho mas
importante que eso”[2]
El segundo
pilote es el “lugar, el entorno, el hecho topográfico, el clima, el microclima,
la región, la zona, con todo lo que eso implica como condicionante que nos
limita pero que nos da una riqueza para sacarle partido a esos lugares”[3].
En cuanto a la relación de su obra con el entorno Flores señala que no solo pretende
integrar sus obras con el paisaje que las rodea, sino buscar formas apacibles,
que no entorpezcan lo que la naturaleza ya de por si tiene[4].
Igualmente afirma que jamás busca la mimetización de sus construcciones con la
naturaleza. “
La arquitectura es, ante todo, un hecho artificial. Por lo tanto, nunca
puede ser un elemento que se integre plagiando la naturaleza, que, por otra
parte, es incopiable.”[5]
Y el
tercer pilote son las inversiones. “La arquitectura no es un hecho loco, no es
un hecho en el que podamos hacer lo que queramos. La arquitectura está
condicionada también por los límites económicos que debemos cumplir”.[1]
1. ARQUITECTURA ORGÁNICA. RITOS Y RITUALES. Artículo
Revista AyD Enero 2010.
2-6. Arq. Flores Flores UN ARTESANO DE ESCULTURAS HABITABLES. Prensa 1979.
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